También sacado de Sailgroove.org este vídeo de una llegada un poco apretada de una de las mangas de de la Acura Key West en la clase Farr 40.
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Una virada curiosa, una llegada apretada.
Mirad a Fred Strammer mientras hace esta virada con balanceo un tanto extraña. Sacado de Sailgroove.org.
Todo normal hasta que se cuelga en la banda de barlovento, en la que hace un giro con su espalda que parece que ayuda al barco a ponerse en dirección. No estoy seguro de que la Regla 42, que limita los movimientos de los tripulantes, permita este tipo de virada. De lo que sí estoy seguro, es de que mi espalda no la permite.
También sacado de Sailgroove.org este vídeo de una llegada un poco apretada de una de las mangas de de la Acura Key West en la clase Farr 40.
También sacado de Sailgroove.org este vídeo de una llegada un poco apretada de una de las mangas de de la Acura Key West en la clase Farr 40.
Las heridas del laserista.
Cuando empezaba a navegar en láser, sobre todo los días con viento, volvía a casa feliz, pero dolorido, y descubría en mi cuerpo las señales de la batalla, algunas de ellas difíciles de identificar. Ahora sigo volviendo contento y dolorido, pero por lo menos sé cual es la causa de las marcas que traigo del mar. Estas son las señales que me han ido enseñando lo torpe que puedo llegar a ser.
Tardé bastante en descubrir el origen de unos negrones que aparecían en la parte interior de mis antebrazos, casi en la zona del codo. Muy parecidos a los de esta foto sacada de http://www.txoof.com, el blog de alguien que navega en catamaranes.
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¿Os suenan? |
Estos aparecen cuando después de volcar, subiendo al barco, apoyo los brazos en la cubierta donde están las mordazas de la escota de mayor. Muchos recomiendan directamente quitar las mordazas del casco, y de esta forma llevar siempre la escota en la mano para obligarnos a trimar constantemente.
Los días de viento estos negrones son mayores, porque en las popas, cuando quiero arribar empujo la caña con el codo, esto es difícil de explicar. En este vídeo, si paramos exactamente en el 2:15 vemos como este australiano hace exactamente lo mismo que yo. Con la parte interior del codo, empuja la caña para arribar antes de trasluchar. No sé si es que yo le pongo mucha pasión y me paso empujando, pero las marcas aparecen.
También suelo encontrar señales en la parte lateral de mis piernas, a la altura del muslo, resultado de sentarme encima de la mordaza en las popas, gastando el neopreno y provocando otro hematoma que salta a la vista el día siguiente.
Los días de viento estos negrones son mayores, porque en las popas, cuando quiero arribar empujo la caña con el codo, esto es difícil de explicar. En este vídeo, si paramos exactamente en el 2:15 vemos como este australiano hace exactamente lo mismo que yo. Con la parte interior del codo, empuja la caña para arribar antes de trasluchar. No sé si es que yo le pongo mucha pasión y me paso empujando, pero las marcas aparecen.
También suelo encontrar señales en la parte lateral de mis piernas, a la altura del muslo, resultado de sentarme encima de la mordaza en las popas, gastando el neopreno y provocando otro hematoma que salta a la vista el día siguiente.
Otra magulladura que suele aparecer son los golpes en lo que las abuelas llamaban "la espinilla". Estos me los suelo dar al subir y bajar el barco por la rampa y tropezar con el carro de varada a la altura de la pierna. He visto gente navegando con espinilleras, sobre todo en cruceros o monotipos tipo platú o J80.
Este sí que lo hemos sufrido todos, torpes hábiles y campeones. El botavarazo. Última jornada de una regata, en la que se suele salir temprano para poder acabar las mangas rápido. Sales al agua aun medio dormido, y cansado por los días anteriores, aun te estás desperezando y decides hacer unas viradas para acostumbrar al cuerpo. Es típico que en una de estas viradas la botavara me de en toda la frente. ¡Parece como si el barco quisiera espabilarme! Este golpe duele tanto en el físico como en el orgullo.
Las marcas del sol son curiosas, porque en invierno no se espera de nadie que esté moreno, salvo que vayas a esquiar. A parte de las típicas marcas en la cara por las gafas de sol, si queréis reconocer a alguien que navegue en vela ligera, fijaos en sus piernas. Si existe una banda de moreno a media altura de la pantorrilla, estamos ante un navegante de vela ligera con neopreno corto. Algo similar a esta foto.
Por último las manos. Tengo la piel muy seca y mis manos se resienten (esto parece un anuncio de cremitas), aunque utilice guantes la piel se me endurece. ¡¡¡Pero esto no es nada nuevo para los aguerridos navegantes de láser!!!
Este sí que lo hemos sufrido todos, torpes hábiles y campeones. El botavarazo. Última jornada de una regata, en la que se suele salir temprano para poder acabar las mangas rápido. Sales al agua aun medio dormido, y cansado por los días anteriores, aun te estás desperezando y decides hacer unas viradas para acostumbrar al cuerpo. Es típico que en una de estas viradas la botavara me de en toda la frente. ¡Parece como si el barco quisiera espabilarme! Este golpe duele tanto en el físico como en el orgullo.
Las marcas del sol son curiosas, porque en invierno no se espera de nadie que esté moreno, salvo que vayas a esquiar. A parte de las típicas marcas en la cara por las gafas de sol, si queréis reconocer a alguien que navegue en vela ligera, fijaos en sus piernas. Si existe una banda de moreno a media altura de la pantorrilla, estamos ante un navegante de vela ligera con neopreno corto. Algo similar a esta foto.
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No, todavía no cuelgo fotos de mis piernas en el blog. |
Por último las manos. Tengo la piel muy seca y mis manos se resienten (esto parece un anuncio de cremitas), aunque utilice guantes la piel se me endurece. ¡¡¡Pero esto no es nada nuevo para los aguerridos navegantes de láser!!!
Pero de mis manos sí. |
Horror: Algo pasa en mi rodilla
Pues sí. Subiendo a un barco he hecho un mal movimiento y algo ha pasado en mi rodilla, estoy fuera de combate en lo que al láser se refiere, y ahora empezaré el largo camino por los pasillos de la salud pública hasta conseguir saber si lo que tengo es grave. ¡Espero que no lo sea!
El caso es que la rodilla no me ha dejado participar en la última prueba del Circuito Gallego de Láser, que se celebró el fin de semana pasado en el R.C. de Mar de Aguete y que se llevó, como no, Mario Morillo. Las clasificaciones se pueden ver aquí, y la crónica aquí.
Estoy teniendo unas semanas complicadas, así que el blog está un poco abandonado. Aun tengo muchas cosas que contar aquí, pero es que por ahora simplemente no tengo tiempo y/o voluntad.
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