No hizo viento el día que aprovechando la calma me senté a mi teclado para, escribir una de esas entradas que se quedan un tiempo en la
carpeta de "borrador" y que solo después de unas semanas, me atrevo a publicar.
Pasan los años y ya hace tiempo que sigo intentando
imitar a aquellos que, creo yo que sin saberlo y casi solamente por
instinto, saben reconocer los caminos invisibles de esa dama esquiva
que es la vela. Perdido estoy en el camino, y al mismo tiempo que me
pierdo, me da tiempo a recrearme en cada detalle que descubro por
accidente, consejo, o por mi propio entendimiento.
Como en todos los caminos, muchas veces me fijo en
como otros lo recorren, intentando aprender en cabeza ajena. Miro
hacia adelante y hacia atrás, intentando entrever qué y cómo, tratando de descubrir la mejor ruta, pero siempre me quedo admirado viendo como
los más rápidos en recorrer el camino, o los que más
lejos llegan, son aquellos que no tienen que pensar tanto, y se dejan
llevar por el instinto.
El instinto es esa sensación que golpea el pecho de
uno y le dice lo que tiene que hacer casi sin que de tiempo a pensar.
No es una sensación tibia, es una fuerza potente, por lo menos en mi
caso, y las veces que me he dejado llevar por él, fue porque
habría sido muy difícil no seguirlo. No siempre el instinto
me ha llevado a buen fin, sino que en ciertas condiciones, éste
afloró con fuerza, reforzando o tirando por el suelo lo que la
cabeza ha elaborado tan delicadamente. Dicen que eso que llamamos instinto reside en nuestra parte derecha del cerebro, la parte más irracional o menos lógica.
El truco supongo, está en cuando dejarse llevar por el instinto y cuando no. Creo que siempre he sido bastante de mi lado izquierdo, y pocas veces me dejo llevar, pero supongo que tendré que ir empezando a educar mi lado izquierdo del cerebro para que deje al derecho que se divierta un poco, porque veo que a los que le dan rienda suelta no les va nada mal.
Ponerse filosófico con la vela no suele funcionar.
Ella solo premia hechos o acciones que se han realizado en el modo y el momento justo. Le da igual que lado del cerebro hayas usado para llegar a la decisión de llevarlas a cabo.
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