Las velas nuevas son una gozada y todavía ni las hemos sacado a navegar, las guardamos para algún "evento especial". Además tenemos que pegar las bandas antideslizantes y resolver alguna que otra cosilla. Pero el barco se comporta tal como esperábamos y los niños que lo han probado hasta ahora han disfrutado.
Los alumnos de la escuela suben y bajan por la pasarela arrastrando sus propios barcos, incluso con la marea más baja, sin problemas, cosa que con un óptimist no conseguían hacer. El único posible problema son las orzas y timones de epoxi que son sensibles a los golpes, pero no más que las de cualquier otro tipo de barco que tenga apéndices de este material.
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